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¿Sabias que?

BY Paez Juan Pablo IN No comments


Nosotros, los seres humanos, somos tan complicados que la mayor parte de los procesos en nuestro cerebro pasa sin nuestra intervención consciente. La psicóloga Susan Weinschenk estudia las peculiaridades del comportamiento humano y escribe sobre los motivos de por qué hacemos lo que hacemos destacando ciertos patrones de conducta.
1. Googleamos sin parar por culpa de la dopamina.
Dime sinceramente: ¿puedes ignorar un correo electrónico? ¿Te ha pasado que buscas una cosa y dentro de 30 minutos te das cuenta que estás leyendo algo completamente distinto? Es por culpa de la dopamina.
La dopamina no sólo es responsable por los placeres alimenticios y el sexo. Despierta en nosotros el deseo de buscar una solución y aumenta la excitación del proceso de la búsqueda. Desde el punto de vista de la evolución, esto es muy importante: la dopamina nos impulsa a explorar el mundo y a sobrevivir en él. También responde por "la sensación de recompensa": nos sentimos orgullosos de nosotros mismos cuando terminamos las tareas propuestas.
Internet nos dio la oportunidad de encontrar soluciones al instante. Quieres saber cómo están tus amigos, con un clic ya estás en el facebook para revisarlo. El nivel de dopamina se incrementa con cada clic; nos da placer hacer clic y no hay nada que podamos hacer al respecto.
Aún más placer proporciona el Twitter gracias a sus 140 símbolos: cuanto menos información recibamos con un mensaje, más se incrementa el nivel de dopamina.
Al mismo tiempo, hay otro estimulante para el sistema de la dopamina: la imprevisibilidad, sabemos que recibiremos un mensaje pero no sabemos cuándo. Lo mismo pasa cuando esperamos elogios en el trabajo o resultados en la máquina tragamonedas.
Sin embargo, también nos cansamos de la sobredosis de la información. Por lo tanto, es muy poco probable que entremos en un ciclo interminable de dopamina.

2. Podemos tener en mente 3 o 4 cosas a la vez.

Simultáneamente podemos retener en la mente sólo 3 o 4 cosas. Luego se borrarán de nuestra memoria si no las repetimos una y otra vez.
Imagina: estás mezclando la sopa en una olla y al mismo tiempo estás hablando por teléfono. Te pasan un número para llamar urgentemente pero no tienes dónde apuntarlo: tu teléfono es obsoleto y la pluma está en otro cuarto. Tienes que memorizarlo.
El número está dividido en 4 partes: 712-569-45-32. De esta manera lo repites una y otra vez y cada vez que lo repitas lo retienes en tu memoria por otros 20 segundos. Si te lo leyeron como 7-1-2-5-6-9-4-5-3-2, te será más difícil recordar la secuencia de las cifras. Incluso es más difícil de leerla.
Nos sentimos más cómodos trabajando con 3 o 4 pestañas en el navegador. Si necesitamos trabajar con una gran cantidad de información, es mejor ogranizarla en 3 o 4 grupos. Te será más sencillo retener tu atención.

3. Queremos tener muchas opciones para escoger, pero cuando son demasiadas, no sabemos tomar la decisión.

En cualquier supermercado hay bastante mercancía porque la gente quiere tener variedad para escoger. Al menos, es lo que creemos de nosotros. En realidad, nos volvemos indecisos cuando la variedad es muy extensa. 
Una tienda organizó una degustación: 6 frascos con mermelada fueron ubicados en una mesa y cada visitante podía probarlo. Luego les ofrecieron 24 frascos.
Cuando sólo eran 6 frascos, 60 personas de 100 (obviamente, fueron más, pero el número "100″ es más gráfico) se detuvieron a probarlo, 18 personas decidieron comprar uno o dos frascos. Cuando aumentaron el número de frascos, sólo 40 personas de 100 quisieron probarlo, y sólo 2 compraron la mermelada.
Entonces, ¿por qué exigimos tanta variedad? Nuevamente la culpa es de la dopamina: la búsqueda de información es adictiva. Dejamos de buscar sólo si estamos plenamente seguros de la respuesta. Menos frascos — menor área de búsqueda — más fácil es tomar una decisión y comprar.
Por cierto, en ambos casos la gente sólo probó 3 o 4 tipos de mermelada.

4. No podemos ignorar la comida, el sexo o el peligro. De ninguna manera.

Tal vez hayas notado que al pasar por un lugar donde hubo un accidente, la gente maneja más despacio incluso si el camino está despejado y no hay obstáculos. ¿Qué tiene de interesante la desgracia ajena? Incluso corremos el riesgo de ver algo horrible que nos dejará sin dormir.
La culpa es del "cerebro de reptil".
Tenemos tres tipos de cerebro:
  • “Cerebro humano“ que responde por la conciencia, lógica y razonamiento. Pensamos que este tipo de cerebro es el dominante.
  • ”Cerebro de mamíferos" responde por las emociones.
  • “Cerebro de reptil” se preocupa por la sobrevivencia.
Una parte del cerebro de verdad se asemeja con el cerebro de reptil. Fue la que se formó primero. Su tarea es escanear el ambiente y responder a las preguntas: "¿Lo puedo comer? ¿Puedo tener sexo con esta persona? ¿Me puede matar?".
La comida, el sexo y el peligro están estrechamente relacionados con la sobrevivencia. Hace millones de años el cerebro únicamente se preocupaba por eso. Y de ahí heredamos esta preocupación.
No importa qué tan conscientemente procuramos no prestarle atención a la comida, sexo y peligro. No necesariamente devoraremos un pastel de chocolate, no necesariamente empezaremos a coquetear con una chica linda y no necesariamente intentaremos huir de su enorme novio, sin embargo nos daremos cuenta de la existencia de estos elementos en nuestro entorno.

5. Las marcas comerciales recurren a nuestro "cerebro de reptil".

Planeas comprar una televisión nueva. Qué es lo que escogerás: ¿una marca conocida pero más costosa o una marca de un fabricante desconocido pero más económica?
Ya sabemos que existe "cerebro de reptil". Y él defiende la seguridad, le da miedo perder una ganancia potencial.
La marca se asocia con la seguridad. Si por alguna razón no te gusta el fabricante, el cerebro de reptil te empieza a mandar señales: ¡es un artículo bueno, ya lo sabes! Pero si hace 15 años se nos descompuso un Panasonic, no compraremos un objeto de esta marca, incluso si no recordamos negativamente qué fue lo que nos afectó tanto hace tiempo. Nuestro cerebro de reptil aprendió que la marca no es segura.
Al elegir una cosa en Internet, la marca se convierte en un factor decisivo. No podemos tocar el objeto, por lo tanto sólo podemos deducir la calidad por el nombre de su fabricante. Y también por los comentarios de otros usuarios que hayan comprado el mismo artículo.

6. Cuando no sabemos cómo actuar, nos fijamos en los demás.

Estás buscando comprar unas botas en línea. Te gustó una foto, pero también hay que leer los comentarios. La mayoría de ellos son positivos, pero hay algunos negativos. ¿Vale la pena comprarlas?
Tendemos a mirar a otras personas, si no sabemos cómo actuar. Esto se llama la conformidad.
Los psicólogos hicieron un experimento con humo. Se les pidió a los participantes llenar una encuesta estando en una habitación a solas con otras personas. Cada participante creía sinceramente que sólo estaba llenando un cuestionario y que los demás eran una especie de testaferros.
Luego empezaban a llenar el cuarto con humo: aparecía un peligro potencial. El participante no sabía qué hacer y miraba a las demás personas en la habitación. Si aquellas ignoraban el humo, se tranquilizaba y continuaba haciendo su tarea. Si estaba solo, por lo general salía de la habitación para avisarles a los demás de la presencia del humo.
Así que es más probable que compremos las botas, especialmente si vemos unos comentarios emocionales o historias completas acerca de ellas. Este tipo de retroalimentación recurre a nuestro "cerebro de mamíferos", provoca emociones y a nosotros esto nos encanta.
Queremos pensar que somos independientes de la opinión ajena, sin embargo, desgraciadamente, nos dejamos influenciar muy fácil. Sólo hay que impulsarnos de manera adecuada.

7. Las fotografías de personas atraen nuestra atención más que cualquier otro objeto.

La animación no cuenta. De los objetos estacionarios, las fotografías de personas atraen nuestra atención en primer lugar. Incluso cuando la foto desaparece (por ejemplo, deslizamos hacia abajo la página), seguimos mirando automáticamente el mismo punto durante otros segundos más.
En el rostro, lo que más nos atrae son los ojos. Si quieres llamar la atención de los usuarios de Internet, ubica en tu sitio web la cara de una persona que mira directamente a la cámara.
Una parte de nuestro cerebro responde por reconocer las caras y emociones. Por lo tanto, una cara enojada y temerosa captará nuestra atención y el cerebro lo percibirá como un peligro.

8. ¿Intuición o lógica? Depende del estado de ánimo

¿Una persona toma decisiones basándose en la lógica o en la intuición? ¿Cuál es la manera más eficiente?
Las investigaciones demuestran que si debes tomar una decisión sencilla, es mejor utilizar la lógica. Si es algo más complicado, confía en tu intuición. Cuando debemos tomar una decisión difícil, se nos hace complicado considerar conscientemente todos los factores, así que es más lógico dejar que el subconsciente lo haga por nosotros.
El estado de ánimo también afecta la toma de decisiones. Si estás bien, es mejor confiar en tu intuición. Si estás de mal humor, confía en tu juicio lógico. Cuando estamos de mal humor todo nos parece peor de lo que es en realidad, así que subconscientemente tomaremos en cuenta todos los factores negativos para cuidarnos de los peligros potenciales.

9. Nuestra mente está vagando el 30% del tiempo.

Estás leyendo un informe de trabajo y de pronto te das cuenta de que regresas a la misma frase una y otra vez. En lugar de pensar en el contenido del texto, tu mente estaba vagando.
La mente errante y los sueños no es lo mismo. Al soñar te imaginas algo concreto: cómo vas a ir de vacaciones o cómo ganarás fama. Mientras que una mente errante aparece cuando piensas en tu informe, y luego tus pensamientos se desvían solos, y ya piensas en otros asuntos sin darte cuenta de qué es lo que estás pensando en realidad.
Es normal. Nuestra mente actúa así el 30% del tiempo. Es más, eso está bien, de esta manera el cerebro puede concentrarse parcialmente en una tarea no tan difícil y parcialmente estar trabajando en otra. Por ejemplo, estás leyendo el informe de tu colega y al mismo tiempo piensas qué le regalarás a tu tía en su aniversario.
Lo malo es que la mayor parte del tiempo ni siquiera nos damos cuenta de que nuestra mente está en algún otro lado. Porque así podemos perder una información importante, y tú tía se quedará sin regalo mientras el autor del informe perderá su premio.

10. Incluso la ilusión del progreso ya es una motivación fuerte.

En un café local te regalaron la tarjeta de cliente. Cada vez que compras un café, te ponen una estampa. Al juntar una cierta cantidad de estampas, recibes una taza de café gratis.
Hay dos opciones:
A) Para ganar una taza gratis, tienes que juntar 10 sellos. Al recibir tu tarjeta, no tiene ni uno.
B) Necesitas 12 sellos para ganarte ese bono.Y la tarjeta que te regalan ya trae 2.
La pregunta es: ¿con qué tarjeta ganarás tu premio más rápido?
Pareciera que no hubiera diferencia: en ambas tarjetas tienes que juntar 10 sellos. Sin embargo, la mayoría de nosotros empezará a completar la tarjeta B. El motivo de tal comportamiento es el efecto de proximidad a la meta.
En 1934 Clark Hull hizo un experimento con ratas. Las ponía en un laberinto que ya conocían en un punto al azar. Las ratas que estaban más cercanas al punto de salida, corrían a la comida más rápido.
Cuanto más cerca estamos a nuestra meta, más rápido actuamos. Cuanto más cerca está nuestra meta, más fuerte es nuestra motivación.
Incluso la ilusión del progreso aumenta la motivación, como en el ejemplo de las tarjetas: con la tarjeta A todavía tienes que juntar todos los sellos, y en la tarjeta B alguien ya le puso 2, por lo cual ya hay un progreso.
Después de todo esto piensa qué tanto nos diferenciamos de los animales.
Por supuesto, no son todos los trucos de nuestra mente. Si conoces algún dato curioso adicional, compártelo con nosotros en los comentarios.

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