Joe fue llevado a emergencias y le pincharon esteroides y antihistamínicos. Había tenido una reacción alérgica, pero la culpa no era -solo- de la comida: fue la combinación de la pizza y el ejercicio. Los médicos le diagnosticaron rápidamente con una condición llamada anafilaxia inducida por ejercicio, donde una reacción a un alérgeno solo ocurre junto con el ejercicio. Si lo combina con el deporte, Joe tendrá una reacción anafiláctica a los tomates, pimientos, la soja y las nueces.
La anafilaxia inducida por el ejercicio se describió por primera vez en 1979, y se cree que afecta a 50 de cada 100.000 personas. Mientras que su concienciación ha aumentado entre los alergistas, los investigadores y los médicos aún no saben exactamente por qué ocurre.
Para el 30-50% de los que padecen anafilaxia inducida por el ejercicio la reacción proviene de combinar deporte y ciertos tipos de alimentos. Para otros, la actividad intensa desencadena una reacción a ciertos fármacos. Algunas mujeres lo experimentan cuando están en el punto más alto de estrógenos de su ciclo menstrual.
La cantidad de ejercicio necesario para desencadenar dicha reacción también varía entre personas. Por lo general, se necesita más ejercicio en alguien que se cuida que en aquellos que son sedentarios. Casi todos los tipos de ejercicio -correr, bailar, ir en bicicleta…- se ha reportado como causantes de anafilaxia, salvo, de momento, la natación.
Todavía no está claro qué causa la conexión entre el ejercicio y la anafilaxia, pero hay teorías que apuntan hacia los cambios fisiológicos que se suceden en el cuerpo durante el ejercicio -aumento del flujo sanguíneo, ciertas proteínas que cambian su comportamiento en el intestino…-. Pero es difícil probar estas teorías, ya que la condición es difícil de crear en un laboratorio.
0 comentarios:
Publicar un comentario