El filósofo ateniense Sócrates (470 a.c.-399 a.c.) constituye uno de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene la Civilización Occidental. En el 399 a.c. y en medio de un complejo contexto político y militar, fue acusado por las autoridades de la Democracia Atenience (Atenas en la Grecia Clásica) de corromper a la juventud y no reconocer a los dioses; en -consecuencia, tras una magistral defensa –recogida en la Apología de Platón-, fue sentenciado a la pena de muerte, que debía cumplir por envenenamiento, es decir, bebiendo cicuta.
Lo verdaderamente relevante de la muerte de Sócrates, es que a partir de este acontecimiento sus discípulos se dedicaron a recoger todo su pensamiento a través de distintos libros.
Los maestros de la antigüedad como Sócrates – también Jesucristo o Buda- tuvieron la particularidad de que no dejaron escrito alguno hecho de mano propia, sino que todas sus enseñanzas eran fundamentalmente orales, en tal sentido, fueron sus seguidores los que se dedicaron a compilar de forma escrita su pensamiento.
La muerte de Sócrates produjo además el surgimiento de importantes escuelas filosóficas, la más trascendental de ellas La Academia fundada por Platón (Atenas 427-347 a.c.), uno de los discípulos más relevantes de Sócrates, y dónde a su vez surgiría la figura de Aristóteles (Estágira 384 a.c. – Calcis 322 a.c.).
En sentido estricto, Platón recogerá el pensamiento político y filosófico de su maestro en la obra La República que, junto a La Política de Aristóteles representan, las bases del pensamiento y forma de organización política de nuestras sociedades en la actualidad.
Algunos siglos después de la existencia de estos filósofos griegos, la Iglesia Católica, se convirtió en la difusora de esta forma de pensamiento, imponiéndola en todos los pueblos que integraban su dominio universal.
Pensar detenidamente por qué las sociedades en la que convivimos se constituyen bajo la fórmula de Estados o Repúblicas, es pensar en 2500 años de filosofía, y es también pensar en cuáles fueron los canales por los cuales el pensamiento griego se abrió paso hasta nuestros días, donde sigue teniendo absoluta vigencia.
La Historia Universal, tomada como la Historia de la Civilización Occidental, siempre ha estado ligada a la del cristianismo, la herencia de organización sociopolítica que constituye el legado del mundo greco-romano, va a encontrar en la Iglesia de Roma, un canal para perpetuarse y seguir expresando su herencia incluso en nuestros días.
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